Dr. Francisco Cartajena
Traumatólogo Infantil
Traumatología Deportiva Infanto-juvenil

Niñez y adolescencia son sinónimos de energía y actividad.

A medida que crecen en peso y estatura los niños y adolescentes naturalmente se hacen más fuertes y aumentan su interés por la práctica deportiva, lo cual es muy positivo. Sin embargo, el riesgo de sufrir lesiones también se incrementa, en los menores de ocho años cuya coordinación motora y tiempos de reacción son más lentos, porque aún están creciendo y desarrollándose, y en los mayores por sufrir traumatismos de mediana y alta energía en los deportes de contacto.

Los diagnósticos de lesiones deportivas han tenido un fuerte aumento como motivo de consulta. Ha habido una incorporación de gran cantidad de disciplinas deportivas nuevas en los colegios y centros deportivos y por otro lado han aumentado los niños y adolescentes deportistas que se han incorporado a práctica deportiva competitiva.

Los deportistas en edad pediátrica no pueden ni deben ser tratados como adultos deportistas, sus cuerpos en desarrollo exigen un manejo especial tanto de su práctica deportiva como del tratamiento de lesiones deportivas, para mantener un futuro deportivo longevo, seguro y evitar secuelas.

En el área médica, se debe evaluar al paciente de forma integral: el peso, los trastornos de alineamiento de las piernas, el uso (o mal uso) del calzado, la mala ejecución de una actividad deportiva. Y como padres hay que conocer a los hijos y no solo desde el punto de vista osteomuscular. Es muy importante hacerles una revisión médica exhaustiva antes de iniciarlos en un deporte competitivo.

Los tres tipos de lesiones deportivas más habituales en la población infantil son las lesiones agudas, las lesiones por sobrecarga y las lesiones reincidentes.

1) Lesiones deportivas agudas: Se asocian a algún tipo de traumatismo o eventos puntuales y merecen que sean vistas con urgencia. Las más graves que pueden ocurrir en la práctica deportiva, independientemente de la edad, son las siguientes: los esguinces, las luxaciones articulares, fracturas de huesos, roturas de ligamentos.

2) Lesiones deportivas por sobrecarga: Las lesiones por sobrecarga se producen a consecuencia de acciones repetitivas que fuerzan o sobrecargan determinados huesos y músculos. A pesar de que pueden ocurrir tanto en niños como en adultos, son más problemáticas en los atletas infantiles por el efecto que pueden tener sobre el crecimiento óseo. Cualquier niño que practica deporte con regularidad puede desarrollarlas, aunque, cuanto más tiempo lleve practicándolo, más probabilidades habrá de que sufra una lesión de este tipo.

3) Lesiones reincidentes

Ocurren cuando la niña, niño o adolescente vuelven a practicar deporte antes de que una lesión previa esté lo suficientemente curada, esto sobrecarga la parte lesionada y fuerza al cuerpo a compensar esa debilidad, lo que expone al paciente al riesgo de volverse a lesionar.

Ejemplo de éstas son:
1) Esguinces de tobillo: si no son bien manejados pueden generar lesión recurrente o dejar un tobillo inestable y doloroso. Pueden requerir inmovilización, enyesado o manejo kinésico.
2) Desgarros musculares: Siempre producen hematomas, por la vascularización del músculo. ¿Cómo deben tratarse? La fisioterapia es básica en el proceso de desinflamación, de fortalecimiento muscular y de estiramiento muscular. Los desgarros musculares deben trabajarse en un período de tiempo que va de ocho días si el desgarro es leve a tres semanas si el desgarro es más severo. Hay otras herramientas que se usan en estas lesiones como el plasma rico en plaquetas, el cual permite regenerar tejidos.
3) Lesiones tendinosas: Entre estas está la ruptura del tendón de Aquiles, que es bastante aparatosa y genera que el paciente tenga un reposo largo. Otra es la tendinitis, bastante frecuente, un proceso inflamatorio del tendón, el cual puede ser breve o prolongado de acuerdo a su severidad. De no resolverse bien, el tendón empieza a cambiar su estructura y pasa de tendinitis a tendinosis, un proceso degenerativo que afecta la calidad del tendón y por ende el futuro deportivo del paciente.
¿Cómo prevenir las lesiones?
Lo ideal sería que al comenzar el año escolar los niños tuviesen un chequeo médico antes de iniciarse en alguna actividad deportiva y que las instalaciones para la práctica, así como también los equipos, fuesen los más óptimos. La orientación a los padres y representantes sobre cómo alimentar e hidratar a sus hijos, según el deporte que practiquen, es importante, ya que muchas lesiones y desgarros musculares se presentan por deshidratación. Igualmente, los entrenadores en los colegios deben ser profesionales idóneos con conocimientos certificados.

La Asociación Americana de Pediatría (AAP, según sus siglas en inglés) advierte que la mayoría de las lesiones en niños y adolescentes se deben a un ejercicio excesivo. En Estados Unidos, los diagnósticos por lesiones relacionadas con la práctica de deporte infantil ascienden a 3,5 millones al año, por lo cual mantener saludables a los niños y adolescentes se ha convertido en una prioridad para los padres, escuelas y ligas deportivas.

Recomendaciones de la AAP para disminuir riesgo de lesiones deportivas
Descanso:
Hay que planificar en el entrenamiento de cualquier deporte al menos un día de descanso a la semana, para que el cuerpo se recupere.
Equipamiento:
Utilizar el equipo adecuado según actividad a realizar.
Fortalecer los músculos:
Es necesario realizar ejercicios de mantenimiento durante el calentamiento para fortalecer los músculos.
Técnica adecuada:
Esto debe ser reforzado por los entrenadores, para lo cual ellos deben conocer las técnicas adecuadas para mejorar rendimiento y evitar lesiones.
Jugar de forma segura:
Evitar los golpes entre los jugadores y respetar los reglamentos.
Si hay dolor:
Detener práctica y consultar especialista.
Evitar lesiones por calor:
Hidratarlos adecuadamente. Hay que beber mucho líquido antes, durante y después del ejercicio y vestir prendas ligeras y adecuadas.
Cuidar aspecto emocional:
La presión por ganar puede producir estrés emocional en los niños y adolescentes. En el ejercicio y deporte debe evaluarse el esfuerzo, la deportividad y el trabajo duro. Deben ser recompensados por esforzarse y mejorar sus habilidades, en vez de castigados o criticados por perder en un juego o competencia.